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Ajedrés: la historia de un juego concebido para la realeza



El ajedrez, ese juego que muchas veces se califica de deporte, aunque en realidad ‘sólo’ se trata de un juego de mesa. Otros juegos de mesa como las cartas o los dados se asocian históricamente al exceso de bebida, las apuestas de grandes cantidades de dinero y las consecuentes peleas de bar. Pero el ajedrez es distinto. No es un juego que históricamente se haya encontrado en las tabernas, sino que ha sido el juego con el que la nobleza soñaba desde sus grandes habitaciones de palacios con el dominio de todas las clases sociales de la ciudad.
Durante la Baja Edad Media, gracias a la influencia árabe, el ajedrez pasa a formar parte de la vida de la aristocracia de toda Europa. El juego comienza a aparecer representado en multitud de objetos valiosos de reyes, condes, marqueses y demás miembros de la aristocracia. La asociación entre ajedrez y nobleza es tal que algunos ricos comerciantes intentan acercarse a la nobleza pintando en su cámara nupcial un tablero de ajedrez, tal y como se cuenta en el cuento medieval francés La Châtelaine de Vergy.

I: El tablero de ajedrez ilustrado en Ludus scacchórum
Ya a comienzos del siglo XIV, el monje dominico Jacobo de Cessolis publicó De ludo scachorum or Libellus de moribus hominum et officiis nobilium ac popularium super ludo scachorum. En este escrito, comúnmente conocido como Ludus scacchórum hablaba de la invención del ajedrez, su historia, e incluso fue un poco más allá, realizando un gran símil entre el juego y la sociedad medieval. Para Jacobo de Cessolis, el tablero de ajedrez representaba una ciudad medieval cualquiera, donde cada ficha se corresponde con una clase social, siendo sus movimientos una representación de sus vicios y virtudes.
La historia que contenía el tratado, más que historia contrastada consistía en una mitología creada por Jacobo de Cessolis en torno al juego del ajedrez. En él cuenta cómo el ajedrez fue inventado por un astuto filósofo sumerio como forma didáctica de corregir cruel hijo de Nabucodonosor, Evilmerodach, sin mostrar directamente sus intenciones y hacer peligrar su propia vida. Siguiendo lo escrito por él mismo en su libro, Jacobo de Cessolis utilizó el ajedrez en sus sermones para enseñar moralidad y ética.

II: El rey y la dama ilustrados en Ludus scacchórum
El origen real del ajedrez, tal y como se conoce a día de hoy, tiene su origen en la India en torno al siglo VI. De ahí, a través de Persia se difundió hacia occidente. En ese viaje, el ajedrez sufrió muchas modificaciones sustanciales en su forma, adaptándose a las costumbres y cultura de cada uno de los países. Algunas piezas consiguieron mantener su forma original, como es el caso del Rey, el Caballo y los Peones, aunque otros sufrieron transformaciones sustanciales. El árabe Ualfil, que originalmente representaba al elefante, se adaptó a la sociedad europea como el Alfil, representando al obispo, e incluso tomando su nombre en algunos países como Inglaterra (Bishop). Por su parte, el árabe Fers, que solía representar al visir, el comandante del rey, cambió de sexo a su llegada a Europa, convirtiéndose en la 
Reina
 Dama.
Tanto la 
Reina
 Dama como el Alfil, representan personajes clave de la sociedad europea de la edad media, aunque si introducción no fue inmediata. En el ajedrez de Carlomagno, considerado uno de los más hermosos conjuntos de piezas de la edad media y destruido durante la Revolución Francesa, aparece representada la 
reina
 dama, pero en el lugar del alfil aún aparece el elefante. Esto se cree que es a causa de que este juego de piezas fue elaborado en el sur de Italia, una de las zonas de Europa de mayor influencia árabe.
Pero no todos los cambios que se intentaron introducir a su llegada a Europa, tuvieron tanto éxito como en el caso de la 
Reina
 Dama y el Alfil. Tal y como se muestra en Ludus scacchórum, los peones, que originalmente representaban a soldados de infantería en las batallas, intentaron cambiarse en los monasterios por los ciudadanos típicos de cualquier urbe de la edad media. De este modo, representarían un agricultor, un herrero, un tejedor, un comerciante, un doctor, un posadero, un guardián y un mensajero. Además también se intentó introducir el movimiento lateral para dar más jugabilidad al ajedrez, aunque todos estos cambios cayeron en el olvido.

III: El peón posadero ilustrado en Ludus scacchórum
La popularización del ajedrez más allá del clero y la realeza fue progresiva, desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII. Grandes hombres de ciencia dedicaron parte de su tiempo a este apasionante juego, como Isaac Newton o mi admirado Benjamin Franklin. A finales del siglo XVIII, en tiempos de la revolución francesa, podemos encontrar documentos históricos que narran cómo Robespierre y Voltarie jugaban al ajedrez en el Café de la Regencé junto a otros muchos revolucionarios.
Con la llegada del siglo XIX, los grandes intelectuales se convirtieron en los grandes jugadores de ajedrez, relegando en a la realeza y al clero a ser unos de muchos jugadores de todas las clases sociales.

¿Por qué los bebés tienen siempre los ojos azules?



Como de sobra es conocido, el color del iris de los ojos es algo hereditario. Con el paso de los años, varias líneas de investigación han ido identificando una serie de genes que están relacionados con el color del iris. Pero independientemente de cuál sea el color del iris de un adulto, la gran mayoría de los seres humanos en el momento de su nacimiento tienen los ojos azules, ¿por qué?


I: Ojo con iris azul
La causa de este hecho es que en el momento del nacimiento la melanina, el pigmento que da color a la piel, el pelo y los ojos, no se ha depositado completamente en el iris de los ojos, o aún no se ha oscurecido por la exposición a la luz ultravioleta.
La melanina es una proteína, y como otras proteínas, la cantidad y el tipo están codificados en los genes. La cantidad de melanina presente en los ojos determina el verdadero color de los mismos. Cuando el iris de los ojos posee una gran cantidad de melanina su color se torna marrón oscuro. Con menos cantidad de melanina se dan en los ojos tonalidades verdes, grises o marrones claras. Sólo cuando los ojos contienen muy poca melanina, estos parecerán azules o grises claros.
Existe el caso especial de las personas albinas, aquellas que carecen de melanina en su cuerpo, que en vez de presentar alguno de los colores comunes, pueden llegar a presentar ojos rojizos, debido a que la ausencia de melanina hace que el color de los vasos sanguíneos del globo ocular tome importancia.






I: Ojo con iris marrón oscuro
La producción de melanina se incrementa durante el primer año de vida de un ser humano, razón por la cual el color del ojo puede variar. Normalmente se alcanza un color de ojos estable cuando el ser humano ha alcanzado los seis meses de vida, pero aún así son varios los factores que pueden cambiar el color de los ojos.
Algunas personas sufren cambio en el color del iris de los ojos a lo largo de su vida debido al uso de algunos medicamentos, o a causa de factores ambientales, tales como la fuerte exposición de los ojos a la radiación solar.

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Vesalio: El estudio del cuerpo humano en el Renacimiento





Con la apertura de las universidades italianas, todo comenzó a cambiar paulatinamente. En Salerno, Bolonia y Padua se comenzaron a practicar la disección de cadáveres humanos a finales del siglo XIII, algo impensable años atrás. Los médicos a cargo de la enseñanza, comenzaron a contar en sus clases con cirujanos para que diseccionaran cadáveres, y así mostrar las vísceras a sus aprendices. El oficio de aquellos cirujanos estaba menos preciado, y su habilidad dejaba mucho que desear. Todo terminaba resultando tremendamente aburrido a todos los estudiantes, que preferían disfrutar de la gran capacidad oratoria de los maestros médicos.



I: Portada de la Fábrica de Vesalio
Así se mantuvo todo hasta el comienzos del siglo XVI, más concretamente 1514, cuando Bruselas ve nacer a Andrés Vesalio en el seno de una familia de origen francés. Hijo de médico, su educación se orientó al humanismo renacentista, siguiendo las pautas de los nuevos colegios de la época. Mientras tanto, en su casa disfrutaba de antiguos libros de anatomía de su padre, aficionándose a la disección de animales. Todo esto sentó vocación en Vesalio, quien con tan sólo 18 años se marcha a estudiar medicina a la universidad de la Sorbona en París, junto al más prestigioso de todos los médicos de la época: Jacobo Silvius.
Gracias a la gran capacidad divulgadora de Silvius, Vesalio se empapó de todos los conocimientos de Galeno. En pocos meses, Silvius se percató de la habilidad de Vesalio para diseccionar, por lo que le propuso sustituir al cirujano de sus clases, algo a lo que Vesalio aceptó sin dudar. Cuatro años más tarde, una vez terminados los estudios, su habilidad había mejorado notablemente, y se valió de ello para desplazarse a Padua, donde con tan sólo 22 años fue nombrado profesor de anatomía.


II: Cerebro según la Fábrica de Vesalio
Fue entonces cuando empezó a revolucionar el mundo de la medicina con su forma de dar las clases. Yendo un paso más lejos de lo que había ido Silvius a utilizarle a él en sus clases, Vesalio suprimió al cirujano de sus clases, pero decidió ocupar él su puesto, diseccionando cadáveres mientras explicaba a sus alumnos, que llegaron a ser más de 500 simultáneamente, sus conocimientos de anatomía.
La experiencia que ganó a lo largo de años dando clases, así como su afán de dibujar todo aquello que observaba en sus disecciones valiendose de conocidos con gran habilidad para la pintura, le llevaron a escribir durante los primeros 11 años lo que se convertiría en una obra clave de la historia de la medicina y de la anatomía: De Humani Corporis Fabrica, más conocido como La Fábrica.


III: Esqueleto según la Fábrica de Vesalio
La grandeza de este libro no radica en sus textos, si no en sus ilustraciones, para las que contó con la ayuda de su amigo Jan Stephen van Calcar, un discípulo de Tiziano. En la portada de la primera edición de esta gran obra nos encontramos con una representación de una de las clases magistrales que daba como profesor de anatomía en Padua. Ya indagando en sus páginas, nos encontramos con ilustraciones del cuerpo humano con un detalle con el que nunca se habían representado con anterioridad. Una serie de láminas representando al esqueleto humano en todo tipo de posturas, otra serie de láminas representando a los músculos del cuerpo humano, junto disecciones parciales de los mismos. Las posturas representadas en estas dos primeras series, reflejan las técnicas utilizadas por Vesalio durante sus clases para mostrar la anatomía a sus alumnos.
En láminas posteriores aparece una burda descripción de los vasos sanguíneos y nervios, intentando en todo momento representar sus disecciones. Después se pueden observar ilustraciones de todas las vísceras del cuerpo humano siguiendo el orden galénico. Los órganos de los sentidos no faltaban en páginas posteriores, donde curiosamente la disección de un ojo animal sustituyendo a uno humano, así como imágenes de mujeres embarazadas y de sus fetos. Para terminar el libro, se encuentran unas láminas en las que aparecen dibujados todos los instrumentos utilizados para sus disecciones.


IV: Musculos según la Fábrica de Vesalio
Artísticamente, la Fábrica es un libro único que goza de gran ambición en su estética. Por ello fue copiado en todas las grandes universidades de Europa, así como en las cortes más importantes. Aún a día de hoy se utilizan como representación del cuerpo humano con bastante fidelidad, pese a que hayan pasado más de cuatro siglos. Pero si nos trasladamos a un ámbito más médico, Vesalio no se arriesgó a explicar nada por sí mismo, recurriendo en todo momento a Galeno para hablar sobre la fisionomía del cuerpo humano. Eso sí, a la hora de escribir, dejaba toda su formación de lado para describir únicamente lo que percibía con su vista en las disecciones que llevaba a cabo.
Pocos años de la publicación de la segunda edición de la Fábrica, Vesalio pasó al servicio de Carlos I de España, y Felipe II, desplazándose a vivir a España. En pocos años se ganó varios enemigos, y los problemas le terminaron provocando el exilio y la penitencia de viajar a la Tierra Santa. A su vuelta de aquel viaje, su navío naufragaría, llegando Vesalio a la pequeña isla de Zante, cerca de Rodas, donde moriría en 1564 a causa de disentería.