Así duerme la hermana de mi novia. ¡Mas fotos!

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Cuento para chicos, gato

El caballito comenzó a dar vueltas alrededor del notebook. Estaba alivianado por la ausencia de jinete, hacía ya muchos años que se había acostumbrado a cabalgar solo. La gata de la casa lo observó, su estúpida inteligencia no le importaba entender porque fingía hacerse el objeto cuando los humanos estaban cerca, o simplemente se sentía indignada porque aquella miserable criatura no se la tomaba en serio ni aun en su farsa.
El caballito de madera estudió el campo de acción. Era un escenario llano de madera de formicada de mueble barato. En estos sitios era mejor ser precavidos ya que no había demasiadas opciones a la hora de camuflarse.
Se acercó al borde y descendió por las sillas. Precavidamente comenzó a estudiar el terreno. Se encontraba en una inmensa pradera de mozaicos blancos con pintas negras. Este universo era totalmente desconocido para todos los de su especie, y se disponía a emprender la gran aventura solo por tener el honor de atribuirse el mérito del descubrimiento. Visitar a los dioses y resolver los enigmas del universo.
Pero sus pensamientos no iban a vagar mucho tiempo. Antes de que pudiera reconocer el nuevo ambiente una nube negra y atronadora descendió desde las alturas con un maullido. Clonesa no aguantaba más al intruso, cosa o ratón era hora de que supiera quien era la que mandaba en sus dominios, así que de un fuerte zarpazo sujeto lo sujetó entre sus garras al mismo tiempo que hundía sus filosos colmillos en el lomo, sin apretar, como para advertirle del destino que le esperaba si no la obedecía inmediatamente.