Así duerme la hermana de mi novia. ¡Mas fotos!

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Una moneda de oro del águila norteamericana

Fields encontró en el vestíbulo a Teal, el dependiente del turno de tarde, y
le pidió que acompañara abajo a Jennison. Luego cerró con pestillo la puerta de
la Sala de Autores.
Lowell se sirvió una bebida en el mueble bar.
—Oh, no van a creer la mala suerte que he tenido, amigos míos. Casi me
rompo la cabeza a fuerza de retorcerla buscando a Bachi en Half Moon Place, y
acabé igual que empecé. No estaba en ninguna parte y nadie de los alrededores
sabía dónde podría encontrarlo. No creo que los dublineses de la zona le
dirigieran la palabra a un italiano aunque estuvieran hundiéndose allí mismo
en una balsa y el italiano tuviera un corcho. Quizá haya ido a divertirse por ahí,
como han hecho ustedes esta tarde.
Fields, Holmes y Longfellow guardaron silencio.
—¿Qué? ¿Qué pasa? —preguntó Lowell.
Longfellow sugirió que cenaran en la casa Craigie, y por el camino le
explicaron a Lowell lo sucedido con Bachi. Después de la cena, Fields le dijo
que había vuelto a hablar con el capitán de puerto y lo había convencido, con la
ayuda de una moneda de oro del águila norteamericana, para que comprobara
el registro y le informara sobre el viaje de Bachi. La entrada correspondiente
indicaba que había adquirido un billete de ida y vuelta con descuento, que no le
permitiría regresar antes de enero de 1867.
De nuevo en el salón de Longfellow, Lowell se dejó caer en una butaca,
anonadado.
—Sabía que lo habíamos encontrado. Bien, le dimos a conocer que
sabíamos lo de Lonza. ¡Nuestro Lucifer se nos ha escurrido entre los dedos,
como si fuera arena!
—¡Pues deberíamos celebrarlo! —replicó Holmes riéndose—. ¿No
comprende lo que eso significa, si estuviera usted en lo cierto? Vaya, que es un
pobre final para sus gemelos de teatro enfocados a todo lo que parece
estimulante.
—Jamey, si Bachi fuera el asesino... —dijo Fields inclinándose hacia Lowell.
Holmes completó el pensamiento con una sonrisa brillante:
—Entonces, estaríamos a salvo. Y la ciudad estaría a salvo. ¡Y Dante! Si
gracias a nuestro conocimiento lo hemos ahuyentado, lo hemos derrotado,
Lowell.
Fields se puso de pie, radiante.